No me cansaré de decir que el cine necesita más películas con protagonistas femeninas, que hablen del papel de la mujer en la historia, porque de lo contrario nunca la entenderemos por completo y es en este sentido Beanpole una película doblemente valiente. Valiente por despojar de toda épica la victoria en una guerra que, como todas, nunca debió ser, que nos muestra sus consecuencias tal y como fueron, las del pueblo, que pasa hambre, el mismo que se hacina en vagones de tranvía, que pierde seres queridos y es obligado a seguir con la mirada alta. Valiente porque la lucha de sus protagonistas habla de mujeres fuertes, mujeres cuya única opción es una huida hacia adelante en un mundo que se ha desmoronado, que se les echa encima, mujeres a quienes les es reconocida su importancia en la guerra, porque a veces se nos olvida que esta fue la guerra con mayor participación femenina de la historia y, más allá de eso, se atreve a preguntarse sobre el poder sanador de la maternidad, donde sus protagonistas se preguntan con dolor si el tener un hijo es la mejor manera de curar sus traumas, de dejar atrás el pasado, de si el amor por un niño tiene el poder de redimir el horror de una vida entera.