MAMÁ Y PAPÁ

por Ricardo Garijo

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Afiche Mamá y Papá
Puede que Mamá y papá sea una de las películas más insólitas de los últimos años, no tanto por la premisa, que no desentona en cartelera con respecto a otras películas del género de terror, en esta época del todo vale, sino porque de lo que trata el film es sobre una epidemia que se propaga, volviendo locos a los padres, y haciéndoles tener el impulso irrefrenable de matar a su hijos sin motivo alguno. La premisa en sí es brillante, por lo polémica que es, más en una sociedad como la actual, que se rige por la apariencia. Deja atrás debates del estilo de “¿todos somos aptos para ser padres?”, para mostrarnos la praxis de esa frase que quizás algún día hemos oído a alguno de nuestros progenitores decir: “un día de estos te mato”. Sin embargo, a pesar del acierto en su punto de partida, la historia resulta inverosímil en su desarrollo. Parafraseando a Takeshi Kitano (en referencia a su propia película Outrage), de lo que aquí se trata es de imaginar formas gores de morir, para después escribir una historia que las pueda contener. Esto es lo que sucede con el nuevo film de Brian Taylor, quien prefiere centrarse en cómo suceden las cosas; no es un estudio del personaje, o una historia con una elaborada trama, sino un ejercicio de entretenimiento.
Mamá y papá es en este sentido igual que el resto de las películas de su filmografía, cine de ocio en su vertiente más pura, que ahonda en la senda que empezó con Crank, Gamer o la segunda entrega de Ghost Rider. Lo loable se encuentra en que en ningún momento intenta disfrazarlo, por ello es comprensible que se haya estrenado en el  Festival Internacional de Toronto. Es además una película que parodia los clichés de los distintos géneros que transita: thriller, terror, aventura y comedia negra. Atreviéndose incluso con los de la cultura popular americana. Siendo el mayor acierto el casting, contando con un Nicolas Cage y una Selma Blair magistrales, que seguramente interpretaron bajo la premisa del “hazlo lo más over the top posible”. En este sentido me resultan maravillosos los flashbacks del personaje de Cage, en los que aparenta estar más loco que después de la epidemia, y en los que el actor se canibaliza a sí mismo mediante una de sus interpretaciones más sobreactuadas vistas en una pantalla (lo que funciona de maravilla al caer dentro del registro).

Las interpretaciones se potencian con el estilo que Taylor propone desde las secuencias iniciales y que sedimenta mediante el rápido y dinámico montaje de la película. Este es quizás uno de los puntos fuertes y el elemento fílmico que aglutina todo, a pesar de que también es verdad que existen un par de escenas en las que el montaje no puede impedir que la tensión decaiga en pedazos, y es cuando arrancan los soliloquios explicativos.

En resumen,  Mamá y papá es una película irreverente que provocará  controversia en los espectadores, y que en ningún momento busca agradar a todo el mundo, de ahí que tenga una clasificación para mayores de edad. Pero que ciertamente conseguirá arrancar carcajadas de los valientes que se animen a verla. Aunque me deja la espina clavada de que todo lo verdaderamente gore sucede en el offscreen, no porque así lo quiera el director, sino porque de otra forma la película no se proyectaría…

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