LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA

por Adelaida Valcarce

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LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA AFICHE

Después de su exitoso paso por el 18º Festival de Cine Alemán, celebrado en Madrid el pasado mes de junio, llega a los cines La  revolución silenciosa, dirigida  y escrita con pulso firme por Lars Kraume, quien tras su aclamada El caso Friz Bauer, vuelve a escarbar en el post nazismo y los sucesos poco o nada conocidos de aquellos años, sobre todo los acaecidos en la opaca Europa del Este (en este contexto conviene recuperar la imprescindible Ida, de Pawel Pawlikowski, ambientada en Polonia).

La acción del film transcurre en 1956, unos años antes de la construcción del muro de Berlín. Alemania ha sido repartida entre soviéticos y occidentales, quedando dividido el país en dos mitades casi sin contacto, y convirtiéndose Berlín en una ciudad quebrada y asfixiante. Dos de los cabecillas de un grupo de estudiantes en la zona del Este, interpretados por los actores Leonard Scheicher y Tom Gramenz, descubren por azar la revuelta popular y los disturbios que han tenido lugar en la Hungría comunista, y deciden recordar a las víctimas con un sencillo acto de protesta: un minuto de silencio en clase. El solidario, y aparentemente inofensivo gesto, tendrá  graves consecuencias para los jóvenes y sus familias… Lo que el film cuenta son los hechos reales que antes fueron expuestos en un libro escrito por uno de sus protagonistas, Dietrich Garstka, uno de los chicos que durante aquellos años padeció los efectos de un acto reivindicativo que colisionaba contra el sistema educativo impuesto por los países de la órbita rusa y el fuerte adoctrinamiento militar y político que en estos se imponía a sus súbditos.

Para Kraume hubiera resultado más fácil abordar este material cinematográfico con las hechuras del melodrama, pero supera esta fórmula al aproximarse a los hechos históricos meticulosamente a través de unos personajes que van haciéndose más y más complejos según avanza la narración, sobre todo cuando comienzan las insospechadas consecuencias de aquel gesto colectivo, en principio inocente y pueril. Por el contrario, a La revolución silenciosa puede achacársele el convencionalismo de determinadas secuencias y ciertas reiteraciones, pero esto quizás sea debido a que nos encontramos frente a una adaptación de una obra autobiográfica, y a la pretensión del realizador y guionista de ser fiel al texto original. En definitiva, la película contiene una mirada interesante y esclarecedora acerca de un periodo histórico, el de la Alemania “pre Muro”, muy poco conocido por estos lares, cumpliendo un doble cometido: el propiamente divulgativo y el más catártico, al llegar hasta el corazón del espectador.

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