por Dita Delapluma
Por su lado, vemos a Penélope como una reina que espera a su esposo perdido en la guerra, de quien no sabe si está vivo o muerto, mientras un sinnúmero de pretendientes haraganean a su costa. La reina, valiéndose del ardid del velo (le hicieron prometer que elegiría marido y ella aceptó, diciendo que lo haría cuando terminase de tejer su velo de novia, y lo que tejía por el día, lo destejía durante la noche), consigue seguir esperando a su esposo, pero consigue algo más a su vez. Seguir gobernando la isla tal como ella cree oportuno, y no a merced de un marido arribista e interesado, y lo más importante: mantener la vida de su hijo Telémaco, quien, por su posición de heredero legítimo al trono, no durará mucho vivo si ella accede a casarse con alguno.
Ulises es así una cinta clásica con ideas modernas, en la que un héroe lucha tanto con los dioses como contra sí mismo, y en la que una mujer es, a su manera, tan valerosa y luchadora como el guerrero con el que está casada. Quien diga que el cine clásico es machista per se, no se ha detenido a pensarlo. Aquí os dejo uno de los momentos más emocionantes (¡y satisfactorios!) de la entretenida cinta: la matanza de los pretendientes: