El mundo está loco, loco, loco, loco es una cinta intemporal y cargada de crítica en la que vemos cómo los más educados y prudentes se vuelven fieras salvajes cuando hay dinero de por medio. Que nos muestra, en clave de humor, pero sin ambages, todo aquello de lo que somos capaces si creemos que podemos obtener una cifra jugosa gratis. Plagada de frases imborrables y escenas cuya hilaridad no deja descansar al espectador, se trata de una cinta de duración inusualmente larga, 154 minutos (tanto que, en su día, fue expuesta con entreacto, versión que puede disfrutarse en el actual DVD), pero que no se hace pesada ni un solo momento, y no le sobra un segundo de metraje; antes bien nos deja con ganas de más. Su extraordinario final es la guinda perfecta para cerrar con un broche de oro una cinta única. Una película que todo aficionado al cine y amante de la comedia debe ver al menos una vez. Aunque lo más fácil es que la vea muchas más veces.