por Dita Delapluma
A duro la preferente.
Hoy día, que hasta mi hámster tiene su propia página web, parece que eso de internet haya existido siempre, pero hubo un tiempo, y no muy lejano, que eso de que dos ordenadores se conectaran e intercambiaran información, parecía cosa de otro mundo. Grandes empresas tenían sus archivos en internet y les preocupaba la inviolabilidad de los mismos. Así surgieron las primeras empresas de seguridad electrónica y, basándose en esa idea, llegó una cinta muy entretenida: Sneakers, Los fisgones.
Martin Bishop (Robert Redford) tiene una modesta empresa en la que se dedica a intentar robar bancos por encargo de los mismos, para comprobar si las instalaciones de seguridad son realmente buenas o no. Mientras todos sus hombres han sido detenidos por ejercer sus «habilidades», él parece no tener pasado alguno, hasta que un día recibe un encargo de la Agencia de Seguridad Nacional para robar una caja capaz de decodificar todos los códigos de acceso de todas las empresas, públicas o privadas. Si no lo hace, le pondrán al descubierto y le detendrán.
Con una narrativa ágil y entretenida, Los fisgones nos cuenta una historia, entonces, original y muy atrayente, en la que la seguridad no sólo se vería al descubierto, sino a merced de cualquiera. No sólo se trataría de que todos los fondos bancarios estuvieran disponibles, también se podría hacer que todos los semáforos se pusieran verdes al mismo tiempo, o provocar un apagón general, o «hacer que chocaran en el aire dos aviones de pasajeros», o… bueno, el control de todo tipo de armamento nuclear también se vería comprometido. Martin y sus hombres tendrán que desplegar todos sus talentos para hacerse con la caja, mientras el pasado del protagonista vendrá en su búsqueda para ajustarle las cuentas.
Los fisgones es una cinta relativamente poco conocida, que peca de tener demasiados personajes, lo que hace que el aprovechamiento de estos quede diluido, pero no pierde aventura ni comicidad, sabe mantener la intriga, nos invita a pensar, y nos regala un argumento muy aprovechable con un final excelente.