"A duro la preferente".
Luna llena. Nuestro simpático satélite no sólo embellece el cielo nocturno, también tiene gran importancia en las mareas, la estabilidad de la Tierra y hasta -dicen- en el ánimo de la personas, el embarazo y hasta la menstruación. Pero... ¿qué pasaría si alguien le diese un empujoncito y corriésemos peligro de chocar contra ella? Pues eso es lo que pretende el emperador Ming, tirano de la galaxia, en la cinta Flash Gordon.
En ella, un jugador de rugby y una agente de viajes caerán con su avión en la casa de un científico expulsado de la NASA, el dr. Zarkov, quien lleva tiempo prediciendo un ataque a la Tierra por parte de una fuerza alienígena. El citado doctor lanza a los tres al espacio, a la búsqueda de los atacantes.
Estrenada en 1980, en plena resaca de La guerra de las galaxias, fiel al cómic, respaldada por actores y con BSO de Queen, era imposible que no se comiese la taquilla... y a veces, lo imposible se convierte en realidad, porque no se comió un rosco. Flash Gordon, precisamente por ser fiel al cómic, tenía una imaginería estilo steampunk, sobreactuada y de baratillo que la hizo quedar desfasada apenas dos años después del estreno. No obstante, y a pesar de lo cantoso de sus efectos especiales, no deja de ser una cinta muy entretenida y disfrutable.