Lógicamente, una navidad sin su única hija no les apetece nada, así que deciden tirar por la calle de en medio y saltarse la fiesta, y en su lugar largarse de crucero. Lo que podría parecer una decisión inocente, se tornará un trastorno en el vecindario cuando decidan no decorar su casa, y esta no sólo desentone severamente con el resto del barrio, sino que se convierta en casi una provocación para el mismo. Aquí, y con especial afecto, hay que nombrar al «autoelegido» cabecilla de la vecindad, Vic Frohmeyer, encarnado por Dan Aykroyd, quien será el primero en embestir contra la falta de espíritu navideño de sus vecinos y su obstinación en no querer ser sus rivales en lo que al concurso de casas decoradas se refiere.