MISIÓN: IMPOSIBLE – FALLOUT

por Carlos Rubio

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Carlos Rubio

Han pasado 22 años desde que Ethan Hunt, interpretado por un joven Tom Cruise, fuera traicionado y tuviera que valerse solo de su astucia y valentía para sobrevivir y demostrar lo indemostrable. Desde entonces, tanto Ethan Hunt como Tom Cruise han vivido una vida paralela en la que, a pesar del paso y del peso de los años, no han hecho sino demostrar con creces que lo suyo es la acción a raudales.

Debe ser cosa de la cienciología, o de que de repente, Tom Cruise se centrara más en su carrera, porque en los últimos diez años no solo ha duplicado su cuota en pantalla, sino que las películas que protagoniza han tomado un cariz más de acción. Y es que, como todos sabemos gracias a Liam Neeson, en Hollywood puedes quemar etapas hasta llegar a madurito, explotando tu perfil más testosterónico. Por ende, como aficionado de la ciencia ficción y de las películas de acción, no puedo sino aplaudir a Tom Cruise por su dedicación y entusiasmo por actuar en todas las películas de ciencia ficción que se le tercien y por seguir, a sus 56 años de edad, saltando edificios mientras persigue villanos.

En Misión: Imposible – Fallout, Ethan Hunt vuelve a enfrentarse al Sindicato. Por si habéis olvidado quiénes son, os refresco la memoria con las últimas tres películas. Se mencionó al Sindicato por primera vez en Misión: Imposible – Protocolo Fantasma (2011), como una especie de secta llena de conspiradores que solo desean acabar con el mundo tal como se le conoce. Aunque no se percibiría el alcance de su poder hasta Misión: Imposible – Nación Secreta (2015), cuya trama giraba completamente alrededor de este grupo, formado por ex-espías de diferentes gobiernos y cuyo líder es Solomon Lane, un antiguo agente británico que trae de cabeza a su país, al ser conocedor de todos los secretos de estado. En un inicio, la introducción del Sindicato en el Universo Misión: Imposible fue un poco abrupta y, a pesar de que se lograron espectaculares películas de acción, la trama se despegaba por completo de las increíbles atracciones visuales que siempre han sido las persecuciones, explosiones y tortazos en esta saga. Sin embargo, en Misión: Imposible – Fallout, se vuelve a explotar el “factor Sindicato” y, por primera vez, aciertan de lleno. A la tercera va la vencida, que se dice.

Misión: Imposible – Fallout es una delicia del audiovisual de acción porque, seamos sinceros, los guionistas de la saga hace tiempo que dejaron a un lado la intriga para centrarse en la acción a raudales. Puede trazarse aquí un paralelismo con otra saga cinematográfica, como es Fast & Furious, cuyas sucesivas secuelas evolucionaron de manera sorprendentemente natural de películas de carreras y topetazos a películas de acción a gran escala con coches de por medio. Y muchas franquicias han evolucionado así durante esta década. En el caso de Ethan Hunt, hace tiempo que se apartó de las intrigas palaciegas y del cine noir de espías que se encuentran en callejones, para centrarse en lo esencial: salvar el mundo a base de explosiones, persecuciones locas y peleas.

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Misión: Imposible – Fallout se convierte por sorpresa en el bombazo del verano, y es que, a pesar de ser de una saga ya conocida, su vuelco total en la acción desmesurada y la clara intención de urdir una trama que apoye esta acción, han dado fruto por fin. Recalcar, por cierto, que Tom Cruise se fracturó un tobillo en un salto entre edificios y que la toma final es la misma en la que se lo rompió. Aun así, siguió corriendo y actuando sin problemas. Quién le iba a decir al Tom Cruise de Eyes Wide Shut y su corazón roto que su carrera iba a dar un vuelco para convertirse en uno de los mejores actores de acción de los últimos tiempos.

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