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LA ÚLTIMA GRAN ESTAFA

Por Julio Vallejo

Calificación
3/5
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LA TRILOGÍA DE HARRY HURWITZ, FUENTE DE INSPIRACIÓN

La última gran estafa no se puede comprender en su totalidad sin tener en cuenta la obra que le sirvió como inspiración: The Comeback Trail, un largometraje que solamente se pudo ver en unos pocos cines en marzo de 1982. El filme forma parte de la serie de comedias nostálgicas que el director Harry Hurwitz dedicó al Hollywood de la Edad Dorada. La trilogía se inició con The Projectionist, una cinta acerca de un proyeccionista de cine que se cree un superhéroe de las películas; prosiguió con la citada The Comeback Trail, que mostraba cómo un productor intentaba provocar la muerte de una vieja estrella del western durante un rodaje para cobrar el dinero del seguro, y concluyó con That’s Adequate, un falso documental sobre un ficticio estudio de Hollywood que contó con la interpretación de un jovencísimo Robert Downey Jr.

REMAKE DOBLEMENTE NOSTÁLGICO

De todas ellas fue la segunda la que tuvo una producción más atropellada.  Se filmó con numerosas interrupciones entre 1971 y 1979, aunque no llegó a estrenarse hasta tres años después. Durante casi cuatro décadas ha sido un título maldito que ha podido exhibirse en muy escasas ocasiones. George Gallo, director de Mi novio es un ladrón y guionista de blockbusters de acción como Dos policías rebeldes, pudo ver la película en uno de los copiones de rodaje durante su juventud y ha decidido rehacer el largometraje en su madurez con la participación de grandes estrellas en La última gran estafa.

Esta nueva versión redobla las dosis de nostalgia del original. Por un lado, como su referente, rinde tributo a todas aquellas estrellas del cine del oeste que prosiguieron su carrera con westerns crepusculares, cintas donde los vaqueros protagonistas no disimulaban su cansancio y achaques. Por otra parte, homenajea al loco mundillo de los productores de películas de bajo presupuesto de los años setenta, capaces incluso de tratar con la mafia -como parece que ocurrió con la célebre Garganta profunda- para lograr sacar adelante sus proyectos.

LA ÚLTIMA GRAN ESTAFA, UNA COMEDIA DE ENTRAÑABLES CARCAMALES

Gallo logra una comedia tierna que logra que sus protagonistas se ganen el cariño del espectador a pesar de sus muchos defectos. Porque aunque pueda resultar mezquina la conducta de ese productor, interpretado por un acertado Robert De Niro, que intenta acabar con el actor principal de su película para cobrar un seguro, también es comprensible que lo haga para así poder saldar sus deudas, y salvar el pellejo. Lo mismo ocurre con la alcoholizada y vieja estrella del western, encarnada por un ajado Tommy Lee Jones, quien se gana reverdecer en la ficción sus viejos laureles y así recuperar a su viejo amor, o con el capo cinéfilo, al que da vida un divertidísimo Morgan Freeman, que solo estaría dispuesto a perdonar “la bolsa y la vida” por la gloria de un largometraje memorable.

Pese a todo, La última gran estafa no vuela más alto de su naturaleza funcional como película de subgénero con carcamales entrañables, por culpa de un guion desequilibrado que se demora demasiado en la primera parte (aquella dedicada a los preparativos del filme) y que se precipita un tanto al mostrarnos el rodaje de la producción, que es cuando la comedia más física gana verdadero protagonismo. Quizás, un cineasta con un poco más de personalidad que Gallo hubiese llevado a esta La última gran estafa a otras cotas más elevadas.

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