El guión firmado por Michael Mitnick nos permite asomarnos a la condición humana de sus personajes, a sus virtudes y a sus taras, conocer cuáles son sus intereses y qué límites están dispuestos a sobrepasar para conseguirlos. Unido a un reparto acertadísimo donde se eleva por encima de todo el trabajo de Benedict Cumberbacht (Sherlock, The Imitation Game) interpretando a la figura de Thomas Alva Edison y aunque bien es cierto que el talento de este actor parece preponderar en papeles de genio o superdotado que tan bien le encajan, lejos del encasillamiento, siempre crea algo nuevo, algo con lo que el espectador empatiza y se sostiene durante todo el filme. No muy lejos se queda el trabajo de Michael Sheenan (Boardwalk Empire, La forma del agua) que compone a un Westinghouse que transmite en todo momento ser la otra cara de la misma moneda de Edison y de Nicolas Hoult (Mad Max) haciendo de Nikola Tesla, papel que a mi juicio queda deslucido por la larga sombra de los dos protagonistas. Tom Holland (Spiderman) y Mathew Macfayden (Sucession) completan el reparto del que no me gustaría dejar de hablar sin incluir a sus protagonistas femeninas y sus interpretaciones. Si bien es cierto que estamos demasiado acostumbrados a ver el papel de la mujer en el cine como algo accesorio y supeditado a los papeles masculinos, es de agradecer que veamos el trabajo de Katherine Waterson (Inherent Vice) y Tuppence Middleton (The Imitation Game) que a pesar de ejercer los roles de esposas de los protagonistas, las vemos como verdaderos motores generadores de acción con peso en la trama.