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por Carolina Becerra
Judy es el biopic de la leyenda de Hollywood Judy Garland, la pequeña Dorothy en El mago de Oz que la lanzó a la fama, e infinidad de personajes más, interpretados en toda una vida de trabajo sobre los escenarios, como actriz y cantante. La película se centra en un período sensible y menos conocido de la artista, en el cual intenta retomar su carrera durante el invierno de 1968 con una serie de conciertos en Londres, buscando estabilizar su vida y rehacer un hogar con sus hijos.
El filme cuenta con la dirección de Rupert Goold (Una historia real);un guión adaptado por Tom Edge (responsable de series de éxito como Lovesick o The Crown) basado en la obra teatral Al final del arcoíris, de Peter Quilter, y un reparto encabezado por Renée Zellweger (El diario de Bridget Jones, Chicago), interpretando a Judy, acompañada de Finn Wittrock (La gran apuesta) en el papel de Mickey Deans, el quinto marido de la actriz, contando también con Michael Gambon (Harry Potter, El cuarteto, Kingsman) y Bella Ramsey (Juego de tronos) entre otros.
Ya no es noticia que Renée Zellweger esté nominada al Oscar a Mejor Actriz Protagonista por su rol como Judy y que ya lleve en su haber un Globo de Oro y varios premios. Pero, ¿qué es lo que hace que su interpretación sea tan destacable?
Para empezar, su impresionante voz a la hora de cantar las canciones de la artista, que no están interpretadas en playback como suele ser el caso para este tipo de películas, sino que en realidad son interpretadas en vivo por Renée. Eso, sin mencionar la similitud que consigue la actriz con el personaje, su tono de voz, su postura y gestos. Pero lo que realmente consigue Zellweger es conmover a los espectadores con su interpretación, humanizando a la estrella y mostrando el contraste de su vulnerabilidad en su vida personal y su vitalidad a la hora de estar frente a una audiencia.
Judy es una pieza muy cuidada a nivel artístico e interpretativo, nominada también a un Oscar por Mejor Maquillaje y Peluquería, sin dejar atrás a su diseño de vestuario, arte y cinematografía, que hacen que sea un colorido viaje por ese momento crucial de la carrera de Garland que a su vez nos regresa a los inicios de su carrera dónde nacen los fantasmas que desde entonces la atormentan.
Una película que trata los detalles con extraordinaria sutileza, lo que aligera en gran medida la magnitud de los abusos que el sistema de Hollywood comete contra ella, centrándose más en la pasión con la que la protagonista interpretaba sus números cuando lograba olvidarse de todo y disfrutar del cariño del público. Esto hace de Judy una película ligera de ver y apta para todo público.
