CADÁVER

por Adelaida Valcarce

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Afiche Cadáver
A lo largo del tiempo la religión ha buscado dar a millones de personas el alivio espiritual que ninguna otra rama del pensamiento podría otorgar de la misma manera o por lo menos tan efectivamente. La fe viene acompañada del temor a pecar, a cometer acciones que contraríen a los dioses o, peor aún, a ser tentado por los antagonistas maléficos que existen en todas las religiones del mundo. El horror religioso es un género particularmente popular en el cine y puede tener diversas vertientes. Sin importar que se hable de catolicismo, islamismo o budismo, el temor a la furia divina o a escuchar la lengua del diablo y sus trucos macabros es una constante en muchas cintas. Estamos pues ante un popular subgénero que tiene excelentes referentes en películas como El exorcista (William Friedkin, 1973) y sus muchas precuelas y secuelas o El exorcismo de Emile Rose (Scott Derrickson, 2013), por citar alguno de los muchos ejemplos.
En países en los que prevalece el paradigma cristiano es frecuente ver relatos sobre personajes que tienen que lidiar con las inevitables apariciones del ángel caído en nuestro mundo. Pactos y posesiones satánicas forman parte de tramas variopintas y las apariciones demoniacas representan una constante en el conflicto entre el bien y el mal. Distintos cineastas se han alimentado de estas historias de exorcismos para contar experiencias aterradoras. Si a esto le unimos el suspense de un escenario tan siniestro como una morgue –en el cine reciente hay dos exponentes magníficos del subgénero morgue, la española El cadáver de Anna Fritz y la anglosajona La autopsia de Jane Doe-, nos encontramos con una película como Cadáver, original vuelta de tuerca en el género en la que lo que aterra no es el exorcismo en sí, sino las consecuencias que genera una mala praxis.

En base al libreto del guionista de la serie Scream, Brian Sieve, el cineasta Diederik Van Rooijen (Dayligth, 2013) dirige Cadáver, cuyo storyline arranca con un espeluznante exorcismo que no sale según lo esperado, provocando la muerte de una adolescente. Mientras, la ex policía Megan Reed (Shay Mitchell) intenta reponerse, drogas y alcohol mediante, de la pérdida de un compañero. Ahora Megan trabaja en el turno de noche del depósito de cadáveres del hospital en el que consiguió superar su adicción y encuentra una insospechada paz en la extrema soledad del tenebroso lugar. O eso cree ella…

Cadáver

Lo cierto es que Cadáver te mantiene en altos porcentajes de tensión y nervios durante casi todo el metraje, a través de un efectivo juego psicológico por medio de la protagonista. No es un arquetípico filme de sustitos y sobresaltos, sino que apuesta más por el desasosiego y la excitación. Además, en este caso, la protagonista no es una víctima indefensa, sino una ex policía que sabrá defenderse a pesar de las malas jugadas de su mente.

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Calificación de la película

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