
La historia arranca con el embarco de los pasajeros de un crucero de lujo, que tiene como destino Río de Janeiro. Las hermanas Villanueva toman el “Bárbara de Braganza” con intención de celebrar en él la boda de Carolina (Alejandra Onieva) con el dueño del barco. Un rato antes de zarpar, Carolina y Eva (Ivana Baquero) se topan con Luisa (Manuela Vellés), una muchacha que suplica ayuda asegurando que va a ser asesinada: con intención de ayudarla, las hermanas deciden colarla a escondidas en el navío. Mientras la polizón embarca dentro de un baúl, vamos conociendo a los personajes que nos acompañarán durante el trayecto: empresarios, familias adineradas y sus sirvientes, tripulación…
Las distintas clases sociales y la distribución de estas en el barco muestran una realidad interesante, reconocible por anteriores filmes y series de televisión. La conducta machista también tiene su carta de embarque. Y contra todo esto se rebela Eva: la pequeña de las hermanas Villanueva cumple el arquetipo de joven burguesa rebelde, solidaria y compasiva. Este perfil de protagonista suele caer bien al espectador, aunque a mí me resulte pedante, al menos durante los primeros capítulos de la serie.