Los acontecimientos se desarrollan a un ritmo trepidante por medio de una coreografía espacio-temporal que se articula mediante saltos en el tiempo histórico y narrativo: idas y venidas que tienen como resultado un complejo entramado de acontecimientos, eventos, lugares y personajes. Durante los tres primeros capítulos conocemos la vida de la protagonista desde la
República Española de 1934 hasta el fin de la
Guerra Civil en 1939. Es por esto que a veces los hechos resultan acelerados y precipitados, y hay muchos personajes que se plantean interesantes y desaparecen de la trama de repente, sin cumplir las expectativas. Es el caso de Lola (
Carolina Yuste), un personaje con un gran potencial (y bajo mi punto de vista) desaprovechado. Es tanto lo que pretende abarcar esta ficción, que quizá incidir en ciertos aspectos hubiese desequilibrado una narración cargada de acción.