Tras el reconocimiento ganado con El amor es más fuerte que las bombas, Joachim Trier vuelve a su Noruega natal para realizar Thelma. Un film que mezcla los géneros de hábil manera, que posee elementos del cine sobrenatural y de terror, sin dejar de ser un thriller.
La nueva película de Trier cuenta la historia de Thelma (Eili Harboe), una joven que se muda a Oslo para continuar sus estudios, dejando atrás a su religiosa familia y el pequeño pueblo donde creció. En este nuevo ambiente sus estrictos valores la harán entrar en conflicto , y con el despertar de sus pasiones comenzarán a ocurrir sucesos inexplicables. Thelma tendrá que buscar en su propio pasado para encontrar la causa de todo lo que sucede.
El cine de Trier ha madurado de manera ejemplar, cumpliendo la premisa de contar más con menos, y lo hace de la mejor manera posible. La escena que abre la película es un ejemplo de ello. El acierto se encuentra en lo significativo del conflicto de los personajes, no en un despliegue vacuo de técnica o efectos especiales.
Como en anteriores trabajos se decanta por una narrativa sutil, que permuta, construyendo las capas poco a poco. De tal manera que se genera una tensión inesperada, y aún sin ser Trier un autor propenso a artimañas como los sustos fáciles, consigue mantener expectante al espectador. Sensación que tiene origen sin duda en los delicados guiones que desarrolla con Eskil Vogt, coguionista de todos sus trabajos.
Algo que sin embargó ha pasado desapercibido, y que es un elemento de la propia historia, es que la cinta cuenta con iluminación estroboscópica, por lo que puede resultar molesta para la gente que padezca de epilepsia.
Surtsey films (apropiadamente nombrada por una pequeña isla volcánica islandesa) vuelve a apostar por el talento escandinavo como ya lo hizo en el pasado con Gorriones (R. Rúnarsson; 2015) o Corazón Gigante(D. Karí; 2015). Rescata así una pequeña joya, que de otra manera podría haber tardado en llegar a nuestras pantallas.
Por lo que respecta a Joachim Trier, continúa labrándose una interesante filmografía, en la que de nuevo se atreve a explorar el lenguaje y la narrativa cinematográfico, siempre fiel a la pasión que siente por la historia que cuenta, pero a diferencia de su pariente lejano Lars von Trier, se decanta por la sutileza en lugar de la polémica. Debido a que es conocedor de que nada es más potente que el enfrentarnos a quien somos realmente.