por Ricardo Garijo
Gus Van Sant es un autor que divide al público, su filmografía está marcada por etapas, combinando épocas de grandes éxitos comerciales con otras que pertenecerían a lo que se reconoce como “cine de autor”. De tal manera que sus primeras obras de cine independiente vinieron seguidas por El indomable Will Hunting (1997) y Descubriendo a Forrester (2000); antes de dar lugar a su trilogía de la muerte, de entre las cuales, Elephant (2003) le valdría la Palma de Oro en Cannes. Estas etapas vienen dependiendo principalmente del hecho de que Van Sant sea responsable de los guiones (sus propuestas más arriesgadas) o se limite a dirigir. Tras su paso por Sundance y la Berlinale, No te preocupes, no llegará lejos a pie supone la vuelta del mejor Van Sant, convirtiéndose en el film donde el director logra combinar ambas vertientes suyas – con guion de autoría propia, basado en la autobiografía de John Callahan del mismo título-
El storyline del film puede resumirse así: Callahan, un joven que tiene problemas con el alcohol, sufre un accidente de tráfico que le deja tetrapléjico. Con la ayuda de sus seres queridos se rehabilita, descubriendo el poder curativo del arte, y convirtiéndose en uno de los caricaturistas más polémicos en la historia de Estados Unidos.
El óptimo resultado artístico de No te preocupes, no llegará lejos a pie, se debe a que Van Sant retoma la fórmula que utilizó por última vez en Milk (2008), en la que a pesar de la seriedad del tema se permitía experimentar con el lenguaje fílmico, liberándose con ello de seguir los cánones del cine clásico. Algo evidente aquí ya desde los primeros minutos de la película, donde reencuadra de manera notoria, perfilando un lenguaje más casual.
La pieza llega en el momento adecuado, después de que sus últimas obras pasaran un tanto desapercibidas, a pesar de contar con grandes elencos. Algo a lo que no renuncia tampoco en esta ocasión: Joaquin Phoenix da vida a Callahan, mientras que en papeles secundarios uno se encuentra a nombres propios como los de Rooney Mara o Jonah Hill, este último interpretando de manera magistral al padrino de Callahan en Alcohólicos Anónimos. Habría que destacar también a Jack Black, actuando en la primera parte del film un papel habitual en el resto de su filmografía, pero que sin embargo posee una escena de gran dramatismo lindando con el final del segundo acto, en la que muestra sus dotes en un registro distinto al que los espectadores están acostumbrados a ver.
No te preocupes, no llegará lejos a pie es una gran noticia para los aficionados de Van Sant, quien tras una década de obras menores parece encontrar el balance que últimamente le era esquivo. Puede que sea porque vuelve a su Oregon natal, o también porque cuenta una vez más la vida de un personaje emblemático para la contra cultura americana, pero lo cierto es que esta película supone el regreso de uno de los mejores directores de cine independiente americano.