NO ES MI TIPO- por Sofía Pérez Delgado

UNA HISTORIA DE AMOR

(Artículo publicado originalmente en tierrafilme.com)

No es mi tipo, la última película del actor y director Lucas Belvaux basada en la novela de Philippe Vilain, nos habla de Clément, un profesor de filosofía parisino y algo pedante que es destinado a la pequeña ciudad de Arras, donde establecerá una conexión con Jennifer, una peluquera sin estudios y aficionada al karaoke. Con este punto de partida podríamos encontrarnos ante la comedia romántica de manual de enredos y conflictos con referencias a Bienvenidos al Norte (2008), igualmente situada en la región de Nord-Pas-de-Calais. Pero enseguida nos va a sorprender el tono sobrio del filme, la casi ausencia total de chistes, o ciertas decisiones narrativas que llevan a que, entre otras cosas, los protagonistas tarden casi media hora de metraje en empezar a relacionarse. Poco a poco, No es mi tipo va minando las expectativas del espectador, revelándose como una certera radiografía de las relaciones humanas.
Belvaux no es un novato en el arte de jugar con los géneros. De hecho, irrumpió en el mundo del cine en 2002 con una trilogía que trataba el mismo tema desde la comedia  (Una pareja perfecta), el thriller policiaco (Escapando) y el drama psicológico (Después de la vida). En No es mi tipo demuestra más pericia que singularidad, más interés de buscar el mayor acercamiento a la realidad que de sorprender. Por eso, en buena parte de la película parece que no pasa nada, que avanza sin conflictos. A ello contribuye una estructura que deja fuera de campo momentos que podrían ser importantes y decisivos, y rescata otros que funcionan como transiciones. No hay que confundir esto con irregularidad: el director configura con toda intención esta relación imposible a través de momentos anecdóticos, en los que la comicidad aislada está generada por el absurdo de la vida.
Efectivamente, Belvaux introduce sutiles bromas internas (que al espectador no francés le resultarán ajenas), mientras filma poniendo especial cuidado en los pequeños detalles, aquellos que al principio pasan inadvertidos y más adelante comienzan a crear las dudas. Jennifer, interpretada por una encantadora Emilie Dequenne (la Rosetta de los hermanos Dardenne) cree en los cuentos de hadas, el destino y el hombre ideal; mientras, Clément (Loïc Corbery, que viene de la Comédie-Française), totalmente escéptico en esos aspectos, pero atraído por una conexión física, se irá involucrando según los sentimientos de ella avanzan. Pero nunca podrán estar en el mismo punto.

La situación se dilata sin formalizarse en los encuentros casi furtivos en un hotel, hasta que el autoengaño de ambos se rompe en el momento en el que Jennifer entona I will survive, fingiendo alegría mientras en su rostro refleja toda la tristeza del mundo. El de Clément en comparación es un personaje mucho menos agradecido, con el que es casi imposible conectar, pero en el que precisamente reside la cuestión fundamental de la cinta: aunque al principio hay un contraste de ambientes, los protagonistas no son compatibles no por sus diferentes procedencias, gustos o estudios. No lo son porque no tienen la misma concepción sobre el futuro y de la pareja. No son, en conclusión, capaces de amar igual.
Algo desproporcionado en su manera de concluir, No es mi tipo es un enfrentamiento de sexos complejo, una lucha por la (in)dependencia que entrelaza sentimientos con reflexiones filosóficas, la pasión contra la razón. Lo que viene siendo una historia de amor sin ningún tipo de idealización que, como todas, empieza, ilusiona, se afianza, entra en crisis, intenta una reconciliación, decepciona, y finalmente, se acaba. 

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