Estando a pocos meses de la Bienal de Venecia, nos llega una de las películas que compitió contra La forma del agua en la edición pasada. Como de costumbre, el director británico Andrew Haigh, nos trae un fuerte drama, en el que la realidad cae con todo su peso sobre los personajes.
Lean on Pete, basada en la novela del mismo nombre de Willy Vlautin, cuenta la historia de Charlie Thompson, un joven americano que entabla una relación especial con un caballo de carreras. Cuando el dueño del caballo se dispone a venderlo, huirán buscando un nuevo lugar que puedan llamar hogar.
El film cuenta con un fantástico elenco entre los que figuran nombres como los de Steve Zahn, Travis Fimmel o Chloë Sevigny. Pero como en todas las películas en las que aparece, Steve Buscemi se lleva la palma con su maravillosa capacidad de dotar de profundidad a sus personajes, sin importar el tiempo que aparezcan en pantalla. La otra gran estrella de la función es Charlie Plummer, quien brilla con luz propia dando vida al joven protagonista, y al que en ningún momento se le ve fuera de su elemento, pese a la célebre compañía. Por su interpretación recibió el Premio Marcello Matroianni a talentos emergentes a su paso por el Festival de Venecia.
Narrativamente, la película adopta una estructura distinta al transformarse en una road movie, cuando las secuencias se suceden una tras otra sin aparente causalidad. Lo que resulta paradójico, teniendo en cuenta que Haigh empezó su carrera como montador. Parece que esta manera de organizar el material rodado obedece a criterios artísticos, como si el cineasta estuviese trabajando los distintos niveles de La Divina Comedia. Lo que me parece que se revuelve en contra del relato, al hacer visible el artefacto, y desplegando cierto prurito moralista al resaltar los distintos fracasos que se vislumbran en la sociedad americana. Afortunadamente esta percepción no se interpone en el momento del clímax, cuando el espectador cae en la cuenta de que en todo momento ha acompañado el periplo emocional del protagonista, lo que provoca una reacción catárquica.
De manera realista, Lean on Pete relata el paso de la niñez a la madurez, y exige una gran entrega anímica por parte del espectador.