León Tolstói decía que cuando uno ama a una persona, ama la persona que es, y no la que le gustaría que fuera. Tal dicho podría ser el perfecto resumen o la ajustada definición para cada uno de los personajes de Peanuts de Charles M. Schulz. Un mundo olvidado de los adultos, de los prejuicios y la crueldad pero donde reina la inocencia y el poder de la humildad, es la nueva película de Steve Martino Carlitos y Snoopy. La película de Peanuts. El director de Ice Age 4: La formación de los continentes adapta en animación digital 3D un guión del hijo y nieto del autor Schulz. Después de 65 años vuelven las historietas de nuestro querido cabeza de chorlito y el más famoso Beagle de la historia.
La emoción al oír el cocktail de risas adultas e infantiles, demuestra como los temas o valores universales no forman parte de ninguna generación. El amor, la vergüenza, la diversión, el terror, la confusión… Todos los espectadores pueden abrazar a cualquier personaje. Las voces adultas son interpretadas por un instrumento musical, un trombón; aún así, los padres de la sala siguen siendo el pequeño risueño amante de las cometas.
Charlie Brown, esta vez, se enamora; un amor lleno de admiración y respeto hacia una niñita pelirroja la cual no oímos su voz hasta el final, cuando declara su simpatía hacia Carlitos. El juego de la identificable música de Peanuts, de los instrumentos, voces… hace que el sonido sea un personaje más. Al igual que la exquisita animación; no es uniforme, sino que utiliza diferentes texturas y fondos para enriquecer el tablero de ese juego de niños que no deja a nadie fuera de la diversión. El guión se alimenta y engorda gracias a toques humorísticos muy ágiles, destinados a los niños pero con enganches y guiños para los más adultos. Utiliza referentes literarios, musicales y cinematográficos; el fantástico baile de Snoopy acompañado del Bamboleo de los Gipsy Kings, el uso de la conocida banda sonora de 2001: Odisea en el espacio, la entrada de Snoopy en clase al estilo de Misión Imposible o el resumen de la lectura que hace Carlitos con Guerra y Paz de Tolstói.
El dinamismo y la energía pura de un niño, se transmite mediante la diversidad de géneros cinematográficos. La película se atreve con el cine de aventura, drama, romántico, humor… Hay tal la variedad entre personajes que cada hueco y rincón de la película es rellenado con un gag característico de cada personalidad. Linus, el hermano de Lucy, la mandona, y gran amigo de Carlitos el cual aconseja con sabios argumentos muy justificados; el cochino de Pigpen, envuelto en una nube de basura pero seguro de sí mismo y de su condición; Schroeder el impecable músico acompañado, siempre, de su piano de juguete; y Carlitos, siempre con ganas de alimentar ese afán de superación, pero con el corazón arraigado a sus sentimientos más profundos.
Se podría decir que con Snoopy se utiliza el meta cine o la meta literatura cuando ficciona lo que a Carlitos le sucede en forma de novela. La película tiene dos historias paralelas, la de nuestro protagonista y la de su querido perro: es un riesgo que puede causar desorientación al público más infantil, aunque ayuda que el registro cambie por completo. Snoopy adopta la figura de agente secreto o superhéroe para derrotar a su enemigo, el avión Barón Rojo, y salvar a su Dulcinea, un Caniche francés llamado Fifi.
Queda demostrado que aún existen películas 100% infantiles que apuestan una baza a la nostalgia de los padres de las criaturas. La igualdad entre los personajes imposibilita además el que se tomen prejuicios con ninguno. Y como dice la repelente Lucy: ¿Sabes por qué estoy feliz? Porque me gusto a mí misma, es por eso.