Nicolas Winding Refn salto a la fama a finales del 2011 con el estreno de su película Drive. Con ella compitió en Cannes como mejor película, aunque el premio fue para The Tree of Life (El árbol de la vida, Terrence Malick). Winding Refn sí que obtuvo el premio a Mejor Director en una edición en la que participaban Malick, Almodóvar, von Trier, Sorrentino, Kaurismäki, Blige Ceylan o los hermanos Dardenne. Es decir, se había hecho un sitio en el olimpo de los directores. Drive era su octava película, pero muchos era la primera vez que veían uno de sus filmes.
Drive también era la primera ocasión en la que Nicolas Winding Refn dirigía una película cuyo guión no era suyo. Esto es muy relevante, puesto que aunque Drive esta impregnada de su esencia, como demuestra la falta de diálogos o los colores saturados -Winding Refn es daltónico-, es posiblemente la película más accesible que ha realizado en su vida.
Algo que es evidente cuando se compara la película con su sucesora, Only God Forgives. Una película que volvía con la dupla Winding Refn – Ryan Gosling pero que era mucho más lenta y oscura que su antecesora. El film se defiende por si solo, pero cierto es que la mayoría de las criticas surgen por comparaciones con su anterior trabajo. Algo que probablemente vuelva a repetirse de cara la nueva película que se estrena este fin de semana.
En The Neon Demon, Winding Refn vuelve a la “ultra violencia” pero se aventura en muchos otros ámbitos. Deja atrás los bajos fondos en los que hasta ahora se ha resguardado y él, junto a sus personajes, se adentra en las altas esferas, en un mundo lleno de glamour. The Neon Demon cuenta cómo Jesse (Elle Fanning) llega a Los Ángeles buscando convertirse en una top model, el medio la convertirá en una estrella a la vez que intentará devorarla.
Nicolas Winding Refn decidió escribir el guión puesto que se dio cuenta de que vive rodeado de mujeres (su esposa y sus dos hijas). Jesse es el primer protagonista femenino que escribe, pero no por ser mujer se salva de que Winding Refn la lance a los lobos. En esta nueva historia de ultra violencia, Winding Refn continúa en la dirección que planteó con Only God Forgives. Manteniendo un ritmo pausado durante la primera hora y media del filme, dando la sensación de que no pasa nada, para terminar escalando la situación a niveles inesperados. La película contiene esas escenas de violencia que hacen que los espectadores aparten la mirada y que continúan volviendo a su mente mucho tiempo después de salir de la sala.
El cine de terror de los setenta y ochenta está presenta en la forma de rodar las escenas de Winding Refn, como si se tratase de una película de gialloitaliana. Mucha gente arremeterá contra el contenido del filme, pero lo que no podrán poner en duda es la forma. La hermosura de los planos, la elegancia en la composición, incluso cuando los encuadres muestran el lado mas desagradable de nuestra sociedad. Nicolas Winding Refn es un maestro que consigue que cualquier cosa, sin importar cuan grotesca o violenta sea, parezca uno de sus anuncios para Gucci, haciéndonos desear atravesar el espejo a esa realidad oscura que sólo existe en su imaginario.