STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA- por Sergio F. Pinilla

EL VELLOCINO ES LUKE SKYWALKER
Con Star Wars, “tienes que hacer una película que creas sinceramente vaya a encantar a los fans”. Las palabras son de J. J. Abrams (Perdidos), y están dentro de las cerca de cuarenta páginas que la Revista Cinemanía dedica al estreno del acontecimiento cinematográfico de la temporada, del año, y puede que hasta de la última década. Solo en España, la película se va a estrenar en 1300 pantallas, casi la mitad de las que existen, y a su legión de fans…, les encantará. ¿Por qué? Pues porque no solo continúa donde lo había dejado la trilogía original, concretamente el Episodio VI, El retorno del Jedi, sino porque también recupera a los supervivientes más emblemáticos de entonces, como Han Solo, Chewbacca, Leia Organa o Luke Skywalker, y les afilia con los nuevos y prometedores personajes (a excepción de Oscar Llewyn Davis Isaac, el casting para elegir a los protagonistas se hizo con actores semidesconocidos, como en 1977 ocurriera con los Harrison Ford, Carrie Fisher o Mark Hamill), retomando fórmulas argumentales y aunando las nuevas tecnologías con el encanto artesanal que tenían las criaturas y las localizaciones de aquellos (en comparación a estos) maravillosos años. Antes, el creador de la franquicia, y director de cinco de los siete largometrajes de Star Wars, George Lucas, había de renunciar a toda responsabilidad creativa y productiva (Lucasfilm se vendió a Disney por 3700 millones de dólares) sobre la continuidad de la saga.
Por eso la nueva productora, Kathleen Kennedy, se encomendó a J. J. Abrams, al que valoraba por haber satisfecho con su reboot de Star Trek a propios y extraños, para que dirigiese El despertar de la fuerza, eso sí, con guión de Lawrence Kasdan, que ya había firmado el libreto de El imperio contrataca, el episodio más emocionante de la saga. Y la película empieza dando batalla, con mucha acción, y con una conducta inédita: un stromtrooper, interpretado por el afroamericano John Boyega, se niega a matar y deserta de las Fuerzas de la Primera Orden (el nuevo imperio del Lado Oscuro). De manera un poco inverosímil, este mismo soldado, de nombre Finn, es el encargado de trasladar al prisionero Poe Dameron (Oscar Isaac) ante Kylo Ren (Adam Driver), aspirante a Lord Sith, con máscara a lo Darth Vader, pero sin problema asmático reconocible. Paralelamente, una chatarrera del planeta Jakku (se rodó en Abu Dabi) de nombre Rey (Daisy Ridley, el personaje más atractivo del Episodio VII) se encuentra con el droide de Dameron, que había escapado de la batalla portando una información valiosísima… La peripecia es continua, sin apenas dar tregua al espectador, y por eso se agradecen esas dosis de humor en los diálogos de Dameron con Kylo Ren, o en la conducta de Finn cogiendo de la mano a Rey (Daisy Ridley), aunque los mejores momentos cómicos y nostálgicos aún están por llegar, con la aparición de Han Solo y su inseparable wooki, y el Halcón Milenario, que vuelve a despegar. La nostalgia y el humor son auténticos en esterevival, como lo es también el vértigo que proporcionan las secuencias de acción y en profundidad de campo filmadas en 3D por J. J. Abrams, con alguna criatura o escombro manchando siempre el primer término, salvando además el hándicap que desaconsejaba hasta ahora utilizar conjuntamente la estereoscopía con el enfoque selectivo. Se puede decir por lo tanto que técnicamente, y a nivel de diseño de producción, Star Wars VII. El despertar de la fuerza marca un hito en el cine mainstream de aventuras y de ciencia ficción. Como botón de muestra valga el diseño del barrilete cósmico BB-8, prototipo concebido para la Primera Trilogía por Ralph McQuarrie (gracias, Manu Piñón), y fabricado ahora con tecnología del Siglo XXI para su manejo manual y por control remoto.
Asunto bien distinto es la dramaturgia, los toques shakesperianos que han convertido el desarrollo de la saga en algo inolvidable: con secuencias y sorpresas en planteamiento y ejecución similares a las de los grandes momentos de la saga, ¿tienen el mismo impacto emocional en el espectador que aquellos?, ¿están igual de bien sembrados y construidos? A nivel personal, tras un primer visionado, me queda la duda, pero también la esperanza de ese clímax final, el hallazgo de ese “vellocino de oro” que pone puntos suspensivos al primer episodio de la Tercera Trilogía concebida por George Lucas y Kathleen Kennedy, y ejecutada por J. J. Abrams, un artesano y un virguero.

Biografía del autor

Con estudios en Derecho y Filosofía, Sergio Fernández Pinilla (Valladolid, 1975) es diplomado en Guión de Cine y TV, y ejerce el periodismo cinematográfico desde el año 2003. Ha publicado sus artículos, entrevistas y críticas de cine en cabeceras como Reseña de Literatura, Artes y EspectáculosLetras de CineKane3 Audiovisual, o Cahiers du Cinema España. Actualmente es colaborador habitual de las revistas CinemaníaCameraman, Ventana Europea, y forma parte del equipo de colaboradores que semestralmente publica el volumen de estrenos Cine para Leer, de la Editorial Mensajero. Para esta misma editorial ha colaborado en la Historia del Cine en películasy también en el tomo Siglo XXI, Directores y Direcciones, de Editorial Cátedra. 
Imparte además clases de crítica cinematográfica en la Escuela Universitaria de Artes y Espectáculos TAI, y de Introducción al Cine y a la Estética Cinematográfica en la Universidad de Mayores de la Pontificia Comillas.

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