A primera vista Marte no se aleja demasiado de otras dos cintas dirigidas por Ridley Scott: Alien, el octavo pasajero y Prometheus. Al igual que en aquellas, el realizador británico muestra las peripecias de una accidentada misión de humanos en el espacio. Sin embargo, la adaptación a la gran pantalla del best seller escrito por Andy Weir se diferencia de sus precedentes en su concepción realista de la ciencia-ficción.
En esta ocasión no hay un malvado ser extraterrestre que quiere acabar con los protagonistas en un futuro lejano, sino que el gran enemigo es un planeta de atmósfera hostil en un tiempo relativamente cercano. Tampoco el héroe hace gala de sus habilidades para el combate, como los personajes que encarnaran las actrices Sigourney Weaver y Noomi Rapace. Por el contrario, nos encontramos ante un tranquilo botánico que tendrá que enfrentarse a la soledad, la falta de comida o la escasez de oxígeno. En este sentido, el particular náufrago al que da vida Matt Damon se parece más al mañoso protagonista de la serie de televisión MacGyverque a las aguerridas astronautas de Alien, el octavo pasaje y Prometheus.
También es cierto que Marte tiene un enfoque distinto que el de las dos cintas de Scott con las que puede ser comparada. Mientras aquellas eran un particular cóctel de cine fantástico, terror y acción, aquí se pretende ofrecer un filme de supervivencia con un positivo mensaje acerca de la voluntad del ser humano para afrontar la adversidad. En este aspecto, resulta curioso que Scott apueste por un ritmo adecuadamente reposado para reflejar la existencia de este hombre que tiene que ingeniárselas para contactar con la Tierra y seguir vivo mientras espera un rescate.
El guionista Drew Goddard, director de la muy interesante La cabaña en el bosque, consigue que el espectador empatice con este tipo inteligente que utiliza el humor para sobrellevar su duro día a día. Ayuda que Matt Damon, en un rol que mantiene puntos en común con los que encarnara en Salvar al soldado Ryan e Interstellar, resulte simpático sin recurrir a histriónicos mohínes y dejando patente el desgaste físico y emocional que sufre su personaje.
No obstante, frente a la fuerza de los pasajes que tienen lugar en el planeta rojo, que Scott capta con una elegancia que recuerda al mejor David Lean de Lawrence de Arabia, la película rebaja su interés cuando se centra en el revuelo que provoca en la Tierra la misión que tiene como objetivo traer a casa al astronauta abandonado. Ninguno de los problemas burocráticos ni técnicos que afrontan los responsables de la NASA está a la altura de lo que le ocurre en Marte. Ni siquiera actores tan solventes como Chiwetel Ejiofor, Jeff Daniels o Kristen Wiig logran que estos momentos vayan más allá de lo rutinario.
Por otra parte, cabe reprochar al guionista y al director que no hayan dedicado más tiempo en pantalla a los compañeros de misión del protagonista, que le abandonaron dándole por muerto y están dispuestos a todo para rescatarle. Especialmente criticable resulta a este respecto la escasa relevancia que tiene el personaje de la capitana de la expedición, a la que da vida una estupenda Jessica Chastain.
Pese a su irregularidad y duración excesiva, Marte es un buen ejemplo de un cine de entretenimiento que aúna espectáculo e inteligencia. El filme se beneficia, además, de la dirección nada efectista de Ridley Scott, que en esta ocasión se muestra más inspirado que en sus dos cintas previas, las poco estimulantes Exodus: Dioses y reyes y El consejero.
Biografía del autor
Licenciado en Periodismo y Experto en Comunicación y Arte por la Universidad Complutense de Madrid, Julio Vallejo Herán ha desarrollado su labor como comunicador y crítico en medios como Televisión Española, Europa Press Televisión, Lainformacion.com, Tendencias Magazine, AB Magazine, Coveritmedia, Pasionporelcine.es, Freek Magazine, Verano Complutense, Muchoruido.com, Basecine.net, Avant Press y Notasdecine.es. Actualmente colabora en los anuarios Cine para leer, la web Cinemaadhoc.info y la revista Tarántula.