MARAVILLOSA FAMILIA DE TOKIO- por Carlos Rubio

LA FAMILIA, ESE GRAN QUEBRADERO

Pertenece al ideario popular la creencia de que pase lo que pase, la familia siempre va a prevalecer. No tiene siempre que estar presente, ni sobrealimentada afectivamente, pero resulta ineludible disfrutarla, sufrirla y sobrevivirla. Maravillosa familia de Tokio es un claro ejemplo de las excentricidades familiares que perduran y se consienten bajo la autoridad de la consanguinidad.
La trama gira en torno a los Hirata, una familia nuclear de tres generaciones que convive en la misma casa. Al comienzo de la historia, la abuela, Tomiko, cumple años. Nunca pide nada, pero alentada por su marido a pedir lo que más quisiera, esta responde muy segura de sí misma: quiere el divorcio después de 50 años casados.
Con esta premisa, la de romper el núcleo familiar después de tanto tiempo juntos, arranca Maravillosa familia de Tokio. A partir de ahí, todos los miembros de la familia reaccionan de manera diferente ante la noticia: desde la negación, pasando por perplejidad y la sorna, hasta la comprensión.
Cabe destacar que el director, Yôji Yamada, utiliza los mismos personajes que en su anterior película, Una familia de Tokio, repitiendo elenco y decorados. Sin embargo, esta vez aboga por la comedia más estrambótica en vez de por el drama. Los personajes están totalmente desdibujados de su anterior vida, aunque manteniendo el alma de la sociedad japonesa, muy machista en ámbitos hogareños.
Como si de una obra de teatro kabuki se tratara, Yôji Yamada trata el humor de manera muy peculiar: los personajes se tutean y malhablan entre sucesiones de situaciones embarazosas y gags cómicos que acaban en golpetazos y caídas. A ratos solo faltan máscaras de demonios y melodías de shamisenpara convencer definitivamente al espectador de que es una obra kabuki.
La paleta de color, de tonos pastel, le da un toque cercano y hogareño a la situación de la familia. Sirve como conexión a una historia donde todos los personajes son diferentes y a la vez catalizan la acción. La banda sonora, a cargo de Joe Hisaishi, uno de los grandes compositores japoneses, complementa con melodías rítmicas y armoniosas la dulzura que la cinta pretende transmitir.

En general, Maravillosa familia de Tokio deja entrever el día a día de una familia japonesa que intenta ser moderna a pesar de las diferencias generacionales, convirtiéndose en una comedia costumbrista con toques de Yasujirô Ozu.










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