
Spielberg utiliza en esta ocasión a su protagonista como particular adalid de los valores de la Constitución de los Estados Unidos. No es casual, a este respecto, que el realizador haya elegido para dar vida al personaje principal a Tom Hanks, actor que gran parte del público identifica con el buen norteamericano medio que encarnara James Stewart en los tiempos del Hollywood clásico. Donovan tiene algo de aquel Mr. Smith que defendía los valores del sistema en Caballero sin espada, pero también del letrado astuto de Anatomía de un asesinato. Hanks, en uno de sus trabajos más acertados y contenidos, parece recoger aspectos de dichas interpretaciones de Stewart para encarnar a un tipo capaz de manejarse en las altas esferas políticas y el mundo del espionaje gracias a su diplomacia y habilidad para negociar, pero sin renunciar en ningún caso a sus ideales.

A este respecto, como reflejo del humanismo que respira gran parte del cine firmado por Spielberg, el filme no retrata al espía soviético como un pérfido comunista. Por el contrario, lo dibuja como un tipo tranquilo y con inquietudes artísticas que actúa por lealtad a sus ideas de manera tan consecuente como el propio abogado que le defiende, aunque ambos se encuentren en posiciones políticas opuestas. No resulta en este sentido extraño que entre ambos surja algo parecido a una amistad basada en el profundo respeto mutuo.
El autor de Parque Jurásico dirige con elegante clasicismo esta curiosa mezcla de película judicial y thriller de espionaje donde los personajes se imponen a los momentos de acción trepidante. El director muestra su particular toque sin alzar la voz y sacando partido de elementos como la excelente fotografía de Janusz Kaminski, el perfecto diseño de producción de Adam Stockhausen, un reparto magnífico y la bella música de Thomas Newman, que el realizador utiliza con moderación.
Digno de mención es también el guion firmado Matt Chapman junto a los hermanos Joel y Ethan Coen. La fraternal pareja de cineastas parece la principal responsable de la inclusión de elementos humorísticos dentro de un libreto que rehúye las sentencias grandilocuentes y demasiado explícitas.
En definitiva, El puente de los espías vuelve a poner de manifiesto la maestría de un autor que se ha convertido en un guardián de las esencias del mejor cine clásico estadounidense, aquel que aunaba excelencia técnica, inteligencia y espectáculo.
Biografía del autor
Licenciado en Periodismo y Experto en Comunicación y Arte por la Universidad Complutense de Madrid, Julio Vallejo Herán ha desarrollado su labor como comunicador y crítico en medios como Televisión Española, Europa Press Televisión, Lainformacion.com, Tendencias Magazine, AB Magazine, Coveritmedia, Pasionporelcine.es, Freek Magazine, Verano Complutense, Muchoruido.com, Basecine.net, Avant Press y Notasdecine.es. Actualmente colabora en los anuarios Cine para leer, la web Cinemaadhoc.info y la revista Tarántula.