BLACK MASS- por Julio Vallejo Herán

El cine de mafiosos tiene una deuda con realizadores como Francis Ford Coppola y Martin Scorsese. Ellos lograron sentar las bases de las películas sobre el hampa gracias a la saga de El Padrino o a filmes como Malas calles, Uno de los nuestros y Casino.
Al igual que cintas tan notables como Una historia del Bronx  o La otra cara del crimen, Black Mass. Estrictamente criminal no quiere o no puede distanciarse de sus referentes. Hay una más que evidente influencia de Scorsese en la manera en la que Scott Cooper, director del largometraje, utiliza las canciones pop dentro de la trama, hace uso de la cámara lenta o muestra la violencia más descarnada. Sin ninguna duda, el cineasta italoamericano se hubiera sentido muy cómodo dirigiendo esta historia sobre un mafioso de Boston que se convirtió en informante del FBI para eliminar su competencia en los bajos fondos.
No obstante, quizá lo más interesante de este largometraje basado en hechos reales resida en el retrato de su protagonista: Whitey Bulger, un capo de origen irlandés de pelo rubio oxigenado y ojos azules que parecía más un vampiro que una persona. La película nos muestra cómo este hombre, que se ofreció a participar en experimentos con LSD en la cárcel, perdió los pocos sentimientos nobles que albergaba en su interior cuando murieron los dos únicos seres que realmente amaba: su hijo y su madre. Johnny Depp, un actor tan dado al histrionismo, sorprende gratamente con una actuación adecuadamente contenida que tiene en las frías miradas y la escasa gesticulación su gran baza.
Igualmente sugerente resulta el rol del agente del FBI que ofreció a un peligroso asesino colaborar con la agencia estatal a cambio de inmunidad. Joel Edgerton encarna sin histrionismos a un hombre fascinado por un criminal que le defendió cuando era un simple chaval. No era un simple trabajador corrupto de la agencia gubernamental que aceptaba el soborno y los regalos que le ofrecía el delincuente, sino que sentía por él un extraño y verdadero aprecio.
No obstante, a pesar de contar con estos dos fascinantes protagonistas,  la película se encuentra lejos de la excelencia por su tendencia al lugar común, especialmente cuando aborda las conexiones del hampa con el poder o la admiración que el capo mafioso genera entre muchos de sus vecinos, y la excesiva rapidez con la que se despachan ciertas tramas y personajes. Así, por ejemplo, no se entiende la escasa relevancia de la esposa del delincuente y madre de su hijo, a la que da vida una eficiente Dakota Johnson, o la precipitada manera en la que se produce la desarticulación de la banda de Whitey. Como en tantas ocasiones, la cinta parece víctima de un montaje más preocupado en dotarla de una duración convencional que en lograr un filme verdaderamente sólido y coherente.
Scott Cooper, autor de la estimable Corazón rebelde y la todavía inédita en España Out of the Furnace, destaca en la dirección de un estupendo reparto, donde se echa de menos una mayor presencia de Benedict Cumberbatch y Kevin Bacon, y demuestra ser un más que competente realizador al que quizás le falta un estilo más personal para destacar. No obstante, el cineasta estadounidense nos regala al menos un momento para el recuerdo: la cámara se dirige al rostro de uno de los subordinados de Whitey mientras su patrón asesina fríamente a la hija de su pareja. En ese momento, los espectadores comprobamos que el empleado se ha dado verdaderamente cuenta del monstruo que tiene como jefe.

Biografía del autor

Licenciado en Periodismo y Experto en Comunicación y Arte por la Universidad Complutense de Madrid, Julio Vallejo Herán ha desarrollado su labor como comunicador y crítico en medios como Televisión Española, Europa Press Televisión, Lainformacion.com, Tendencias Magazine, AB Magazine, Coveritmedia, Pasionporelcine.es, Freek Magazine, Verano Complutense, Muchoruido.com, Basecine.net, Avant Press y Notasdecine.es. Actualmente colabora en los anuarios Cine para leer, la web Cinemaadhoc.info y la revista Tarántula.

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