A LA DERIVA

por Arturo Sancho

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A la deriva - película de la semana minicritic- afiche
El cine de acción, en su afluente supervivencia, encuentra un nuevo huésped con A la deriva. Cine de acción y drama romántico, para ser más certeros, pues la apuesta cinematográfica de Baltasar Kormákur envuelve una historia de amor, la de Tami y Richard, bastante alejada de clichés y de eso tan común en el cine de nuestros días, como es arrancar –de manera obscena la mayor parte de las veces- las lágrimas de los ojos del espectador. A la deriva nos propone el amor entre dos espíritus libres allende los mares, y la historia real de superación y supervivencia de Tami Oldham tras un accidente en medio del océano.
Kormákur mira a la cámara con los ojos de quien ha surcado los mares, como también hacen los guionistas que adaptan esta aventura oceánica, los hermanos Kandell, quienes se basan en el libro autobiográfico de la propia Tami Oldham Ashcraft. Todos ellos manejan tablas en el arte de la navegación, lo que da pie a uno de los logros del film, ya que el espectador también siente que navega junto a Tami y Richard, asumiendo en sus propias carnes las consecuencias de un arriesgado viaje por el Pacífico.
Cuarenta y nueve días de rodaje en aguas abiertas de Fiyi sirvieron al director islandés para desarrollar la historia real de estos navegantes. Como toda adaptación de un hecho sucedido antes en el mundo exterior, el relato corre el riesgo de no revelar nada nuevo o interesante para el espectador. Pero Kormákur, ayudado por el destacable montaje de John Gilbert, recrea de manera exquisita los acontecimientos y los hace pivotar argumentalmente sobre una tempestad.
Y la continuidad temporal de A la deriva se desdobla entre lo sucedido antes y lo acontecido después de esa tormenta, intercalándose a lo largo de todo el metraje del filme. La utilización del chroma, tan manoseado en el género de acción y de ciencia ficción, no le impide al realizador nórdico conseguir, en equilibradas dosis, un notable efecto de verosimilitud en la secuencia de la tormenta, para la cual el equipo de producción se valió de un complejo sistema mediante el que se simulaban las condiciones extremas de la tormenta desde varios ejes. Kormákur  juega con la tensión sostenida, el dramatismo, la bestialidad natural y el desgarro emocional para dar contundencia a esa secuencia clave en el film.
A la deriva 3

A la deriva retrata escenarios naturales inimaginables, y narrativamente cuenta, con inusitada belleza y sin caer en el sentimentalismo barato, la lucha de supervivencia contra la naturaleza y contra los propios límites del ser humano. El film muestra cómo personas ordinarias se pueden comportar ante lo extraordinario, y por eso invita al propio espectador a embarcar en su propia aventura.

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