Agobiante pero fresca; dura pero esperanzadora; obscena pero especialmente bella… el coctel de emociones que genera Euphoria es una vivencia trascendental que vale la pena experimentar. La serie se muestra innovadora y transgresora en relación al tratamiento que ofrece sobre temas tabú como el sexo, los trastornos mentales, o la empoderante idea de mostrar la diversidad de los cuerpos desnudos en todo su esplendor. Pero en un primer contacto algo falla: da la sensación de que
Euphoria peca de recurrir al cliché y a la vía fácil para lograr la evidente pretensión del relato de provocar rechazo. Incluso el actor
Brian «Astro» Bradley, impactado por el contenido de sus escenas, decidió no continuar interpretando a MCkay después de trabajar en el episodio piloto de la serie; por lo que a partir del segundo capítulo es
Algee Smith quien interpreta al joven jugador de fútbol que tendrá problemas de adaptación al principio de su carrera universitaria.