Se puede decir que Mike McMahan consigue trasladar con bastante acierto la esencia del universo Star Trek a los tiempos actuales. Trata de distanciarse de las historias heroicas de sus predecesores y busca situaciones mucho más ácidas y paródicas. La serie recuerda a otras obras de la animación para adultos como Rick y Morty (2013) o South Park (1997), en las que el propio McMahan trabajó como guionista. La verdad es que se nota que tiene experiencia en este género y que es un fan de Star Trek y de la ciencia ficción en general. Aunque, paradojas de la ficción, ese humor tan descacharrante habitual en aquellas franquicias no consigue aquí despegar del todo. Los guiños autorreferenciales y la irregularidad de los gags la convierten en una serie desigual, que entretiene, pero no encuentra su propia vis comica. Son los personajes protagonistas quienes además de llevar el peso de la trama, resultan más interesantes en su evolución serial, al contrario que los secundarios, anecdóticos en su mayor parte.