En segundo término, cabe destacarse el oportuno estreno de
3 caminos en un contexto de actualidad pandémica. Como puntualizaba su director en la rueda de prensa previa al estreno (que se desarrollo online desde el
Convento San Francisco), “la serie llega como una luz en medio de la oscuridad que vivimos. El proyecto me fascinó porque gira alrededor de la amistad y de su crecimiento, y creo que esto puede ayudar en este momento de tristeza generalizada por el coronavirus. Tiene mucha luz. Nos devuelve cosas que hemos perdido, y en eso ayuda a sentirse mejor”. Y bien es cierto que
la serie transita sobre la amistad y sus cimientos a lo largo del tiempo pero igualmente alumbra otros temas importantes sobre los que conviene reflexionar como es la muerte, la enfermedad, la culpa, los fantasmas del pasado o el sacrificio que conlleva tomar algunas decisiones. Loable propósito argumental que languidece al no arriesgar más buscando la profundidad y la trascendencia que supone argumentar con un trasfondo como el del Camino de Santiago, enclave de fe y devoción. Y es que, desde una perspectiva confesional, la serie no contiene ni los matices ni el conocimiento teológico para orientarla hacia ese otro camino que lleva al Dios Padre, a la verdad que libera y a la vida nueva que inunda de alegría. Camino, Verdad y Vida que ilumina los caminos de infinidad de peregrinos en su viaje hacia Santiago de Compostela.