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El Triángulo de la tristeza

“Ítaca no existe”, por Celsa Díaz

EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA, ODISEA CONTEMPORÁNEA

Por alguna extraña razón, al terminar de ver la amarga sátira que es El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund me vino a la memoria La Odisea homeriana. Quizá porque Carl, el protagonista, pareciera un Ulises de poca monta que en vez de la astucia, la inteligencia y la fuerza que caracterizan al héroe griego posee un físico envidiable. Y nada más. Pusilánime e indeciso, Carl se ve sometido a diversas pruebas en un viaje geográfico y vital que, junto a su particular y peculiar, impaciente y avasalladora Penélope, muestra a los espectadores la miseria humana y social en toda su crudeza. Todo ello complementado con un tratamiento del color y de la composición realmente atractivos.

DESPIADADA SÁTIRA SOBRE EL PODER

Dividida en tres partes, igual que el poema griego, aborda con mucha ambición grandes y pequeños temas que condicionan nuestra vida: las desigualdades sociales y el ridículo poder del dinero, el papel de género, las ideologías -magistral el duelo de frases célebres entre Woody Harrelson y Zlatko Burić-, los celos, la lucha por la supervivencia…

El tríangulo de la tristeza

Tras una primera parte más rutinaria -exceptuando los primeros minutos, en los que Östlund despliega toda su mala leche con el cinismo más descacharrante- llega el punto fuerte de la película: el relato del viaje en un crucero de lujo que, aunque en algún momento se regodea excesivamente en lo escatológico, es una historia absolutamente memorable.

ÍTACA NO EXISTE. ÖSTLUND, COLECCIONISTA DE PALMAS DE ORO

Pero es en la tercera parte dónde nuestro héroe de pacotilla -que venía siendo sometido a toda clase de pruebas de las que salía poco, muy poco airoso- cediendo al canto de la sirena que no tiene una voz cautivadora sino los medios de supervivencia que todos anhelan, muestra más a las claras su peor cara para dar lugar a un final esperable pero lógico. No, Ítaca no existe.

Todo ello configura una crítica política y social teñida de humor negro que no nos deja indiferentes ni por contenido ni por forma. Con El triángulo de la tristeza, Östlund obtuvo su segunda Palma de Oro en el Festival del Cannes de 2022, cinco años después de triunfar con su anterior película, The Square.

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