Plano picado: un jinete -de los malos- ve como, abajo, al fondo, se acerca una diligencia con su escolta de caballistas. El villano, en un alarde, levanta el caballo de manos, lo gira sobre los pies y se va al galope. El caballista era Eduardín, uno de los especialistas de Maján, gran jinete y gitano guapo que, si hubiera tenido más facilidad de palabra, se hubiese convertido en un gran galán del cine internacional. El plano se lo montábamos los ayudantes –Roberto Bodegas y yo-, mientras Oury dormitaba con un antifaz sobre los ojos en el coche, en marcha por el aire acondicionado. A plano montado y ensayado, se le avisaba, venía y ¡el puñetero encontraba siempre algún detalle que corregir! Lo peor es que solía tener razón.